Funcionamiento Cerebral
- Mauricio Batallas Bustamante

- 18 dic 2015
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 4 ene 2023

Hace poco, un buen amigo mencionó que el ser humano de 40 años de edad en la actualidad, no es el mismo que el de los años 60 o antes y parece no haber estado errado en su apreciación. Uno de los factores cruciales que marca esta diferencia es la actividad cerebral demostrada en esta etapa de la vida que cada vez merece la atención de la comunidad científica a nivel mundial.
Hasta unos años atrás, científicos de todo el mundo afirmaban que en el proceso de envejecimiento, se daba una pérdida paulatina de neuronas, por lo tanto allí radicaba la baja en los procesos cerebrales. Actualmente se sabe que no existe tal pérdida neuronal y que la baja funcional podría tratarse de una cuestión vascular a decir del Departamento de Psicología de la University of Cambridge en la investigación del Dr. Kamen Tsvetanov.
Para el Dr. Tsvetanov, la manera estandarizada de medir la actividad cerebral podría habernos dado una imagen engañosa de la edad funcional de nuestros cerebros, debido a que la norma científica sugiere que a medida que creces, mayores son los cambios en la actividad de sus neuronas. De hecho, los cerebros de mayor edad pueden ser similares a los cerebros jóvenes , más de lo que se había pensado previamente. En un estudio publicado por la revista Human Brain Mapping, el Dr. Kamen Tsvetanov y sus colegas, han demostrado que una de las formas de medición estándar de medición de los cambios del cerebro en envejecimiento, como son las imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), podría estar errada, pues allí se muestran los cambios en los vasos sanguíneos cerebrales, en lugar de los cambios en la actividad de las células nerviosas (neuronas). Dado el gran número de estudios realizados con este sistema de medición, utilizados para evaluar el envejecimiento del cerebro, resulta conveniente evaluar las consecuencias importantes que tienen en la comprensión de cómo el cerebro cambia con la edad, lo cual podría desafiar las actuales teorías del envejecimiento. Según el Dr. Tsvetanov, el problema radica en que la fMRI mide la actividad de nuestras neuronas de manera indirecta a través de cambios en el flujo sanguíneo regional, sin que se tenga una medida pormenorizada de las diferencias de edad en la forma en que los vasos sanguíneos responden. Así, las diferencias en las señales de fMRI pueden considerarse erróneamente como diferencias en nuestras neuronas cuando lo que se está observando es el flujo sanguíneo. Aunque los científicos se encuentran investigando las interferencias del fMRI al momento de proporcionar datos de funcionamiento cerebral a través de utilizar medidas de referencia adicionales de función vascular (vasos sanguíneos), sin embargo, estos métodos aún no se han utilizado ampliamente, posiblemente debido a que son poco prácticos para aplicar en estudios de envejecimiento. A pesar de que una serie de estudios de investigación han encontrado previamente una reducción de la actividad cerebral en las áreas relacionadas con nuestros sentidos y movimiento, estos hallazgos podrían estar más relacionados con la actividad vascular más que con la función cerebral propiamente dicha. En otras palabras, los neurocientíficos pueden haber sobreestimando las diferencias funcionales de edad en la actividad cerebral en estudios previos con resonancia magnética funcional.
Este hallazgo es importante debido a que estamos viviendo un envejecimiento de la sociedad, pues más y más personas viven en la vejez ya que ha aumentado la expectativa de vida promedio, por lo que es fundamental que entendamos cómo la edad afecta el funcionamiento del cerebro. Es evidente que aún falta perfeccionar los métodos experimentales, pues de lo contrario corremos el riesgo de crear una imagen engañosa de la actividad en el cerebro a medida que envejecemos. Sin refinamiento, tales estudios de resonancia magnética funcional pueden malinterpretar el efecto de la edad como un fenómeno cognitivo, cuando en realidad tiene más que ver con nuestros vasos sanguíneos.
Para leer el artículo original publicado el 09 Marzo de 2015 bajo el título: Brain areas with rich blood supply lower their vascular reactivity with ageing. http://goo.gl/Du63sn























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